lunes, 19 de marzo de 2018

TP 1400: Walter Giovenale, acariciando lo áspero.

La amenaza de lluvia no se concretó, las motos de velocidad no pudieron
estar presentes y los horarios se modificaron. La calurosa y húmeda jorna-
da dominical contó con un discreto marco de público, como es habitual en
este zonal, que tuvo el decoroso acompañamiento del karting A.K.A.C. cuya
crónica haremos por separado. El campeón Walter Giovenale fue inalcanza-
ble para sus rivales en esta segunda final de año.

Giovenale a punto de ser entrevistado por Mario Aramburo. En el centro de la imgaen, tras el alambrado, su
esposa y sus dos nenas ya recibieron la dedicatoria, tras la primera victoria del año.


Diezmado el parque con los tres autos que no pudieron ser de la partida, por
el encontronazo y vuelco del día anterior, y la baja voluntaria del paranaense
Marcos Ruhl (rotura de motor) la doble jornada se completó con una tanda
de entrenamientos, la clasificación y la final, directamente.

Es decir, el Comisario con muy buen criterio ante el escaso parque y la
amenaza de lluvia -concretada apenas bajo la forma de un chaparrón-
suprimió las series, que según el programa original serían dos.

Así, los nueve autos salieron a las pruebas, donde Giovenale anunció que
el Duna estaba para ganar (como si hiciera falta, tras lo que había insinuado
la tarde anterior) a pesar de la pequeña variante climática: resolana o nublado,
ventoso pero siempre húmedo y con una elevadísima sensación térmica.

Más cerca del mediodía, ratificó en la prueba de clasificación su candidatura.
Un inconveniente de Dubois (pérdida de aceite) le facilitó en cierta medida
el logro de la pole, ya que el ganador del día anterior muy pronto tuvo que
entrar a parque cerrado dando por terminada la sesión 1, tras lo cual el
Chevrolet Celta no pareció el mismo de antes... hasta las últimas vueltas de
la final, como ya veremos.

Sentado en una reposera, José Orellana observaba los acontecimientos con
resignación, tras la exclusión del día anterior y la sanción de tener que largar
en la última colocación, sin poder clasificar.

Una sanción por lo menos discutible, ya que en la maniobra del día anterior
el campeón Giovenale había intentado doblar por afuera a la par, tras haber
perdido la cuerda en manos de Orellana, que alargó de más el frenaje, impactan-
do contra el lateral trasero derecho del Duna, cuando ya habían recorrido la cuar-
ta parte aproximadamente de la última curva. Los dos se fueron a la cama de
piedras de río, quedando también "enterrado" el Fiat Uno de Javier Huerta,
que nada pudo hacer por esquivarlos, al venir bajando los tres muy juntos.

Una maniobra de riesgos compartidos, que a nuestro criterio debió haber teni-
do similar sanción para los dos protagonistas, más allá de que el toque existió y
Orellana fue el primero en admitirlo. Lo que en TN se denomina "toque de carrera".

A veces se nos hace difícil de entender los parámetros de las autoridades, pues
en el anterior toque entre los dos, los roles estaban invertidos (Orellana por afuera
intentando cruzar a Giovenale a toda costa) y la sanción también recayó en el
ex tricampeón, en aquel caso con total justicia. Se supone que el que dobla por
afuera debe ceder lugar al que le ganó la cuerda para que los dos lo hagan
con holgura ¿o no?

En fin, las autoridades juzgan a partir de videos de las cámaras de a bordo, y este
cronista solo dispone de un par de décimas para "grabar" la maniobra en la memo-
ria de su cerebro. "Se opina de lo que se ve". Más abajo veremos las consecuencias
de este espinoso asunto.

Con unos pocos minutos de retraso, precisamente porque la gente de Dubois había
pedido los quince minutos de tolerancia, salieron las máquinas a pista. El destroza-
do Fiat Uno de Roude "yacía" al costado del recinto de parque cerrado, Fernando
estuvo acompañando a sus compañeros de equipo Francois y D'Acosta en boxes.

Al darse la señal de partida, Walter hizo todo bien, sacando una pequeña ventaja
con respecto a Javier Huerta, que se movió mejor que Dubois en ese giro inicial.
Muy cerquita, Gustavo Francois formando un quinteto, que en pocos kilómetros
sería un "4 más 1" ante el despegue en punta del campeón.

Como sorpresivo "furgón de cola" de ese trencito aparecía Ricky Brugada, que
tuvo una inmejorable reaparición, puesto que en su última incursión (año anterior)
no había demostrado tener un Fiat Uno tan competitivo. Se trabajó con muchas
ganas durante el receso, y los resultados no tardaron en aparecer.

EXCLUSIVO. El desarrollo de la técnica, en este caso el motor de Gastón Dubois. "Rumbo al Podio" es el único
medio que presencia la totalidad del proceso. No hubo novedades.



Un poquito más atrás, Renzo D'Acosta llevaba el Fiat Uno ex Francois tratando
de entrar en el ritmo del pelotón. Pellegrini, Prelat y Orellana cerraban el orden
de paso, formando otro interesante trío. En la primera vuelta, nada hacía prever
que "el Puma" terminaría cuarto acosando a Francois.

Cuando vuelven a pasar por nuestro punto de observación (línea de meta) el
escolta había pasado a ser Dubois, tercero Francois y cuarto Brugada. Se
retrasaban Huerta, y también D'Acosta, que pasó a ser el noveno y último.

Si bien todavía estaba entretenido el pelotón de punta, el que ardía era el "trío
de Fiat Unos" con Orellana atacando a Prelat, porque Pellegrini amagaba
sacar una luz.

Adelante se fue rompiendo la paridad, se cortaron Giovenale y Dubois para
la cuarta vuelta, cuando el cielo se había puesto mucho más oscuro y una
ráfaga de aire fresco anunciaba un más que probable chaparrón. La lluvia,
en definitiva, le iría a adicionar las emociones que le estaban faltando a una
final discreta hasta ese momento.

En efecto, eran nueve autos separados entre sí, algunos más cerca de su
predecesor que otros, pero el aburrimiento era total. En el largo minuto y
medio que tardan en dar un giro a los 3.020 metros, se podía contar con
tranquilidad cuántos autos están parados y cuantas máquinas están en
los talleres a la espera de un "soplo de vida" además de la de Ignacio
Daniel Rodríguez.

La única variante era el sobrepaso de Orellana a Prelat, lanzándose a la
búsqueda de Alejandro Pellegrini. En un solo giro lo alcanzó y superó, tal
vez favorecido por las primeras gotas de lluvia que caían a pesar de los
rayos de sol que cada tanto encontraban algún hueco para filtrase entre
los grises nubarrones. "Tiempo loco" como decían los abuelos. Nadie se
movía del lugar entre los espectadores, porque era todo un alivio. San
Pedro había prendido el aire acondicionado.

El amague se convirtió en furioso chaparrón de verano, de manera que a la
sexta vuelta la cumplieron con mucha precaución, todos menos Javier
Huerta, que anduvo haciendo "cross country" en la última curva, dándole
inesperado uso a la chicana 3 que no usaron los del karting AKAC.

Las miradas se concentraron en el Comisario Deportivo, que no se apresuró
en sacar la bandera roja. Otro acierto del Sr. Pinget. Como la pista no se
había mojado del todo, ordenó la entrada del AS. A sus espaldas, en el
box de Huerta, sus allegados protestaban a viva voz, con gestos elocuentes.

Es que tenían aprontadas las "llantas mágicas" verde flúo con gomas para
piso anegado nuevitas, para que se vuelva a lucir el calvo "Rain master".
Pero como dice el refrán, la lluvia paró.

La séptima pasada fue a marcha lenta tras el A.S. que se retiraría a la
siguiente ronda. Esperar más de dos minutos para que vuelvan a la vista
fue todo un ejercicio de monje mentalista tibetano. Lo cierto es que a José
Orellana le vino muy bien este relanzamiento, porque la brecha entre el
plateado Fiat de Brugada y el tándem Orellana- Pellegrini era enorme, muy
probablemente una diferencia indescontable de no haber caído esa "bendita
lluvia".

Precisamente fue Ricky el que "pateó el tablero" del orden en ese noveno
paso por la última curva del trazado, porque apareció tercero delante del
Palio azul de Francois. Javier Huerta lo buscaba a Héctor Prelat. "El veterina-
rio volador" todavía adaptándose a un chasis nuevo para él, motorizado por
Facundo Pierini por primera vez.


Frente a frente... en la grilla ¿los dos grandes rivales del año? Giovenale y Dubois, los ganadores de la doble.



En la punta, se había repetido la historia del primer giro, esto es, Giovenale
puso distancia sobre Dubois como para dejar en claro que la carrera ya
tenía dueño. Más atrás, el que también tenía su revancha temporaria era
Pellegrini, que pasó delante de Orellana como para terminar con toda
discusión si el sobrepaso anterior había sido válido o no. Impecable carrera
del ex futbolista, uno de los pocos que terminó con el auto sin un solo rasguño.

La frenada por adentro a la entrada de la última curva, fue sencillamente impeca-
ble. Iban 10 vueltas.

Sin embargo, a la siguiente (undécima) Orellana ya había liquidado el pleito a
su favor, y claramente iba por Francois - Brugada. Huerta había dejado atrás a
Prelat, cuando los de adelante se le habían escapado totalmente. El séptimo
lugar no era nada malo, dadas las circunstancias. Así es que los dos Fiat Uno
rojos circulaban más o menos juntos, todavía con mucha ventaja sobre D'Acosta.

En ese giro tuvimos la impresión de que Dubois estaba un poquito más cerca
del puntero Giovenale. En la duodécima, esa impresión pasó a ser certeza, se
venía con todo el de Colonia Mabragaña. Giovenale intentaba regular la marcha.

La otra novedad era el arrollador avance de Orellana, que había superado a Ricky
Brugada. Francois tenía cierta ventaja a su favor todavía. Imaginamos que sería
esta la gran batalla de los últimos giros, pero afortunadamente habría otra más.

En efecto, Dubois acosaba al campeón, que cuidaba la cuerda. Se seguía acercan-
do Orellana al tercero (Francois) y el retroceso de Brugada lo dejó mano a mano
con Pellegrini. Hicieron toda la recta principal juntos. Brugada por adentro, Ale
por afuera, contra el paredón.

En la decimocuarta, Dubois seguía persiguiendo al líder. Orellana había acortado
toda la diferencia y pasaba a la cola de Francois. Claro que superar a un "duro"
como el presidente de la categoría no sería sencillo. En la muy pareja pulseada,
Brugada se imponía sobre Pellegrini.

A falta de dos giros, fue el mejor momento de Huerta, muy lejos -eso sí- del
dúo de punta, que seguían uno detrás del otro, como soldados. Javier había
dado caza al dúo Brugada- Pellegrini, por lo que éste pasó a manejar con los
espejos, dejando que Ricky se le aleje definitivamente. No pudo aguantarlo
mucho, el engolosinado Huerta lo superó y puso la mira en el Fiat de Brugada.

El orden del flamante trío era Brugada- Huerta- Pellegrini. Tampoco en este
caso se pudo mantener dentro de la pista Huerta, quedando noveno y último.
Renzo D'Acosta encontró el modo de dejar octavo a Prelat. El uruguayo
pareciera ir de menor a mayor en cada final.

En el último giro, Dubois ensayó mostrarle la trompa del Celta al líder en el
último frenaje "a fondo" disponible. Se respetaron, obviamente, ya que al
oriundo del departamento Colón le redituó suficientes puntos para encabezar
la tabla cumplidas dos fechas.

Y así cayó la bandera a cuadros, con Dubois jugándose todas las fichas al
embalaje final, que por supuesto no le alcanzó. Tampoco a Orellana, porque
Francois no le dejó espacio. Y el esfuerzo de Renzo D'Acosta quedó trunco,
aunque acortó mucho la distancia que lo separaba de Pellegrini.

Un inicio con pocos protagonistas, con ciertos indicios de una recuperación
que al parecer va a tardar un poco más de los previsto. Este fue el arranque
más "pobre" desde que la categoría dejó de lado el rango de "Copa" y solamen-
te en sus inicios (absolutos) tuvo una grilla tan despoblada.

Para colmo de males, José Orellana nos anunció su retiro definitivo horas
después de la carrera, cuando lo contactamos para preguntarle por su apresura-
da salida del Autódromo (Fernando Pierini como vemos en la foto, ocupó su
lugar en la entrega de trofeos) dejándonos al pasar una explicación.

"- Ya no estoy disfrutando como antes. He perdido todas las ganas.
    En la categoría he pasado muchos buenos momentos, a veces
    la pasé muy bien y otras veces no. Ya es hora de poner punto
    final."

Por lo que las palabras que vertiéramos en la previa, se ajustan ahora a la
más estricta y lamentable realidad.

Arriba, izquierda. el estado del Fiat Uno de Fernando Roude tras el encontronazo. Derecha, podio de la segunda fecha.
Abajo, izquierda: el Palio con el que se lució Gustavo Francois.  Derecha,la puerta del Fiat de Javier Huerta. Nótese el
curioso corte "boca de alcancía" que presenta, además de dos brutales bollos en sendas puertas.



CLASIFICADOR FINAL-    SEGUNDA FECHA-    TURISMO PISTA 1400              
Concordia,  3.020 metros -  18/03/ 18   - 17 vueltas -   distancia: 51, 340 km.         

Pos.            Piloto                                           Procedencia                                 Carrocería                           Tiempo
1º   Walter Giovenale       Concordia                  Fiat Duna            28' 05" 496
2º   Gastón Dubois       Colonia Mabragaña    Chevtolet Celta      a      0" 160
3º   Gustavo Francois       Concordia                  Fiat Palio             a    10" 643
4º   José Orellana              Concordia                 Fiat Uno               a    11" 090
5º   Ricardo Brugada         Concordia                 Fiat Uno               a    21" 111
6º   Alejandro Pellegrini    Concordia                 Fiat Uno               a    21" 846
7º   Renzo D'Acosta           Paysandú                  Fiat Uno               a    27" 327
8º   Héctor Prelat               Concordia                 Fiat Uno               a    48" 681
9º   Javier Huerta               Concordia                 Fiat Uno              a 1' 01" 973

Promedio del ganador: 109, 655 Km/ h (dos vueltas con auto de seguridad)

Récord de vuelta: no fue suministrado.

NO LARGARON :
      Fernando Roude          Concordia                Fiat Uno
      Ricardo Garnier          Villa Elisa                 Fiat Uno
      Marcos Ruhl                 Paraná                     Fiat Duna


@AleSpizzirri (texto y fotos)










No hay comentarios:

Publicar un comentario